24 d’oct. 2012

Cuatro elecciones y una encuesta


Cuatro elecciones autonómicas desde que hace menos de un año tuvieran lugar las últimas elecciones generales (20 de noviembre de 2011). Una constante se repite: PP y PSOE pierden votos. Más de 1.100.000. En unos casos, de manera sangrante; en otros, de forma más discreta. Pero siempre pierden, especialmente el PP, casi 817.000.

Juego de suma cero

Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy Brey
Cada elección es un mundo. Es un tópico cierto. Jamás son iguales los resultados electorales en un mismo lugar, aunque la diferencia en la votación sea tan sólo de unas horas, las diferencia aumentan cuando el lugar no es el mismo. Eso hace complicado comparar elecciones de carácter distinto y en diversas comunidades políticas, identificar las constantes o elementos que se repiten, aunque no lo parezca, ver si marcan una tendencia y establecer una hipótesis explicativa de lo que ocurre y porqué. 

Afortunadamente, en análisis electoral, hay dos datos que siempre permanecen absolutamente fijos, y eso ayuda. Primero, a pesar de los nuevos votantes  (generalmente por razones de edad) y de quienes dejan de serlo (habitualmente por defunción), el total de personas que forman el censo electoral siempre suman el 100% de los votantes de una elección (salvo en las dictaduras, donde no es extraño que voten más del 100% de los censados). Segundo, la suma del aumento o pérdida de votos de los distintos grupos que actúan siempre da cero. Lo que gana uno, necesariamente lo pierde otro, y viceversa. Hay que aclarar, sin entrar en detalles, que por grupo de votantes se debe entender los que se abstienen, los que votan nulo o en blanco, los que optan por partidos marginales y quienes lo hacen por partidos con representación parlamentaria o que están cerca de conseguirla. En consecuencia, si aumenta la abstención, el voto nulo y en blanco, y el voto a fuerzas marginales, los partidos con aspiraciones parlamentarias ven disminuir el número de votos. Es de Perogrullo, pero a menudo se olvida.

Mediáticamente, toda la atención se concentra en el voto en urna a los partidos parlamentarios y, sobretodo, en aquellos con más apoyos. Es lógico. Quienes reciben más votos, conforman las mayorías parlamentarias y forman los gobiernos. El poder político visible. Pero grandes victorias en las urnas, ocultan, en no pocas ocasiones, las debilidades del vencedor. Y las debilidades acaban derrotando a quien las padece. En un pequeño municipio de un país del Este de Europa, en las primeras elecciones locales después de caer el Muro de Berlín, un grupo poscomunista consiguió el 100% de los votos a candidaturas, un éxito absoluto. Dos años después, en unas nuevas elecciones, el mismo partido duplicó el número de votantes, pero perdió las elecciones y cosechó un humillante 15% de los votos. ¿Qué había pasado? Algo muy simple. En la primera elección apenas habían votado 200 personas y no había rival en las urnas, en la segunda participaron más de 2.000 y competía otro partido.

En consecuencia, a pesar de que en una democracia liberal las mayorías en las urnas son y deben ser el único procedimiento para determinar los gobiernos y la distribución del poder político, no hay que confundir mayoría electoral con mayoría social, ni dominio institucional con hegemonía política ni la última victoria en las urnas con la manifestación exacta de las tendencias electorales, sociales y políticas más profundas.

Hecha esta larga introducción, volvamos al principio. En las cuatro elecciones autonómicas de 2012, PP y PSOE han perdido porcentajes muy altos de votos propios con respecto a noviembre de 2011. La constante del PP se sitúa en una pérdida de uno de cada cuatro o cinco votantes de 2011 (en torno al 20% o el 25% de los votos), y la de PSOE, con la excepción de Andalucía, uno de cada seis o siete votantes (entre el 13% y el 17% de los votos).

Porcentaje y número de votos absolutos perdidos o ganados por en las autonómicas de 2012 respecto a lo conseguido por el mismo partido en las generales de 2011
Partido
Galicia
País Vasco
Andalucía
Asturias
Total votos
PP
-24,6%     (-201.798)
- 38,4%     (-80.301)
- 21,1%    (-418.405)
- 52,0% (-116.430)
- 816.934
PSOE
-34,9%     (-157.562)
- 16,9%     (-43.074)
- 4,5%       (-71.428)
- 13,9%  (-25.715)
- 297.779
IU*
+197,9% (+132.917)
+ 8,7%       (+3.813)
+ 21,4%    (+77.233)
- 17,8%  (-14.928)
+ 199.035
UPyD
+ 6,2%       (+ 1.143)
+ 1,0%         (+210)
- 38,9%     (-78.743)
- 24,2%    (-5.982)
- 83.372
EAJ-PNV

+ 18,3%   (+ 59.248)


+ 59.248
EH-Bildu

- 2,9%         (-3.813)


- 3.813
BNG
- 20,7%     (- 37.890)



- 37.890
PA


+ 25,5%    (+19.609)

+ 19.609
FAC



+ 33,6% (+31.151)
+ 31.151
PP+FAC



- 26,9%  (-85.279)
-- --
Total  votos
-264.333
-68.994
-471.734
-131.904
- 936.965
* IU, en Galicia Esquerda Unida, forma parte secundaria de la coalición AGE con ANOVA, EQUO y otros grupos menores. La rama vasca de IU, Esker Batua, se dividió en dos grupos Esker Anitza i Esker Batua Berdeak: la cifra es el resultado de la suma de los votos de las dos formaciones.

Hay que plantear otra cuestión de fondo importante, las pérdidas de PP y PSOE no tienen un receptor claro en ningún caso. En un cómputo global UPyD, EH-Bildu y BNG también pierden votos. IU, los pierde en Asturias, se divide en el País Vasco, recoge en Andalucía lo que pierde el PSOE y dentro de la coalición AGE (Alternativa Galega de Esquerdas) obtiene unos resultados históricos en Galicia. El Partido Andalucista (PA) mejoró muy discretamente sus resultados, sin conseguir escaño; el PNV atrae voto de miedo a Bildu y de votantes abertzales en Guipúzcoa, y el partido de Álvarez Cascos (FAC) sube, pero sólo consigue un tercio de lo perdido por el PP, fuerza de la que salió y a la que volverá. ¿Quién gana la mayor parte de los votos perdidos por PP y PSOE? La abstención y el malestar con la política.
  
Volviendo al PP y al PSOE. Se dirá, con razón, que afirmar que  el PP ha perdido en las autonómicas en torno a una cuarta parte de los votantes de noviembre de 2011 y el PSOE una sexta o una séptima parte son datos que no se corresponden exactamente con la magnitud de la tragedia del PP en Asturias y el País Vasco, y con la del PSOE en Galicia. Pero los tres casos merecen una atención singular. En Asturias, el PP perdió en marzo más de la mitad de los votos de noviembre de 2011 y buena parte de los apoyos perdidos fueron al FAC, la escisión del PP; sin embargo, la suma de resultados de los dos partidos da una pérdida cercana al 25%, similar a las pérdidas del PP hasta el momento. Lo de Galicia y el País Vasco merece una atención especial.

Galicia: PP, retrocediendo victoriosamente

Alberto Núñez Feijóo en campaña y sin el logo del PP
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núnez Feijóo, sin el logo del PP, dio en el clavo cuando convocó elecciones anticipadas, cogiendo al dividido socialismo gallego y al más que fragmentado BNG con el pie cambiado, y volvió a acertar cuando dio tratamiento de rival principal al renacido sesentayochista Xosé Manuel Beiras, líder de la coalición AGE y persona que cuando se ha sentado en el Parlamento Gallego siempre ha gobernado el PP. Cinco fenómenos a destacar. Uno, la caída del PP es muy grave. Pierde uno de cada cinco votantes de las anteriores autonómicas (2009) y uno de cada cuatro de las generales (2011). Dos, la caída del BNG es demoledora, pierde casi la mitad de los votantes de 2009 y uno de cada cinco de las generales, prácticamente todo se ha ido a AGE. Tres, el hundimiento del PSOE en Galicia, donde en torno a dos tercios de lo perdido parece haber alimentado a AGE (unos 90.000 votos) y el resto haberse ido a la abstención; siendo lo perdido en la abstención de porcentajes similares a los retrocesos de Asturias y País Vasco. Cuatro, el crecimiento de AGE alimenta los sueños de quienes esperan una futura Syriza española, ha obtenido 133.000 votos más de lo conseguido por IU en Galicia en 2011 (que ya eran unos buenos resultados para la tradicionalmente raquítica Esquerda Unida gallega), casi todos exvotantes socialistas y del BNG, además de mucho voto joven. Cinco, mayoría absoluta ampliada del PP, pasa de 38 a 41 diputados: el PP vence retrocediendo por falta de adversario y por la habilidad en la estrategia de Feijóo; la victoria es tan clara como engañosa, se gana porque el rival está peor todavía que quien vence, es aire para Rajoy; pero sería un error creer que respalda su política y legitima su deriva. Hay en la victoria del PP gallego algo que recuerda a lo que la propaganda germana afirmaba cuando el Ejercito Rojo machacaba a los alemanes a finales de 1944: nuestras tropas retroceden victoriosamente.  

País Vasco: la realidad que expulsas por la puerta, entra arrasando por la ventana

Laura Mintegi, Iñigo Urkullu, Patxi López y Antonio Basagoiti
En el País Vasco, todo es un poco más complejo. Pasar de votar a un partido del bloque de los nacionalistas españoles, mal autodenominados constitucionalistas, a hacerlo a los nacionalistas vascos es difícil; pero el miedo a una mayoría parlamentaria de EH-Bildu parece haber provocado movimientos de voto útil en parte del electorado de la derecha españolista. Cuatro notas. Primera, la experiencia de ilegalizar a la izquierda abertzale los ha llevado a convertirse en la segunda fuerza y a amenazar con asaltar a partir de ahora la precaria hegemonía del PNV; con todo, tienen problemas de crecimiento y de adecuación a la cultura democrática: han tenido unos buenos resultados, crecen relativamente en torno a un 5% respecto a las generales en Álava y Vizcaya; pero caen en Guipúzcoa (un 12% menos que en 2011, 15.000 votos: la gestión de la Diputación Foral de Guipúzcoa y del Ayuntamiento de San Sebastián no deben de ser demasiado buenas) y, además, moviliza voto en contra. Los expulsaron por la puerta y han entrado arrasando por la ventana, ahora les costará romper su techo electoral actual.

Segundo, el PNV pierde 20.000 votos respecto las anteriores autonómicas (2009) y gana 60.000 sobre las generales, casi la mitad del voto perdido por el PP fue al PNV para evitar una hipotética victoria de EH-Bildu, ese voto y parte de lo perdido por la izquierda abertzale en Guipúzcoa explican los resultados de PNV y que la diferencia de escaños con respecto a Bildu sea de seis y no sustancialmente menor o inexistente. Tercera, sin el voto útil al PNV de parte de los votantes, el PP vasco habría perdido en torno al 20% o 25% del los votos de 2011, cifra que estaría en la constante del PP. Cuarta, el PSOE pierde la tercera parte de los votos de 2009, pero el desastre se matiza si se tiene en cuenta que respecto a las generales sólo pierde en torno al 17%. Final, Esker Batua (IU) podría haber tenido tres diputados (en detrimento de PNV y PSOE) de haber ido unida y UPyD parece haberse quedado en un partido alavés condenado a desaparecer, muy lejos de lo que anuncian las encuestas en Madrid y… en Valencia.

El PP valenciano en la cuerda floja

Si la constante que afecta negativamente al PP es cierta, hecho que las encuestas parecen refrendar, el PP valenciano perdería ahora la mayoría absoluta en la Comunidad Valenciana. El problema, cuando todavía falta la eternidad de dos años y medio para las autonómicas valencianas, es saber si existe o no la posibilidad de un gobierno alternativo tripartito (¡los tripartitos en España gozan de muy mala fama!) formado por PSPV-Compromís-EU o, incluso, por PSPV-EU-UPyD, o si, por el contrario, el PP gobernaría en minoría o en coalición con UPyD.

Encuesta de El País. Comunidad Valenciana. 9 de octubre de2012
El diario El País publicaba una encuesta el pasado 9 de octubre en la que anunciaba un vuelco electoral y mayoría de izquierda (51 de los 99 diputados). Sin embargo, la empresa que realizaba el estudio advertía que la encuesta estaba hecha fuera de período electoral, que el momento social influía en las respuestas, que el margen de error era medio (3,2%) y que no permitía una distribución precisa de los escaños de cada partido por provincias.

De hecho, de acuerdo con los datos de la encuesta y aventurando una distribución provincial de los votos con una lógica similar a las autonómicas de 2011, la previsión de distribución de escaños aún sería más negativa para PP y PSOE (dos menos cada uno), y mejor para Compromís y UPyD (dos más cada uno). Además, de ser cierta la encuesta, los dos grandes partidos (PP y PSPV-PSOE) perderían en torno a una tercera parte de los votos de mayo de 2011, Compromís y EU duplicarían lo que consiguieron entonces, el partido nacionalista madrileño, UPyD, los triplicaría, y el voto en blanco, nulo y a partidos marginales crecería en un 50%.

Comparada con los resultados de las cuatro elecciones autonómicas de 2012, parece que la encuesta fija perfectamente la tendencia del descenso de apoyos a PP y PSOE y del crecimiento de los, hasta ahora, partidos pequeños; sin embargo, parece que la caída del PP quizás no sea todavía tan grande como dice la muestra habida cuenta de que en la Comunidad Valenciana no hay otra fuerza de derecha con capacidad suficiente para atraer a votantes del PP (está por ver si UPyD llega a cumplir ese papel) y en cuanto a lo que se apunta para el PSPV, aunque no es impensable, no parece que Compromís o EU tengan aún la capacidad de arrastre de AGE en Galicia ni un Xosé Manuel Beiras en la recámara. Hay que pensar, por lo tanto, que el PP valenciano, aunque perdiendo la mayoría absoluta, tiene algunos diputados más que los que apunta la encuesta y la izquierda no supera, de momento, a la derecha. Pero todo eso es especular. La legislatura valenciana no ha llegado al ecuador y el PP valenciano da muestras de un agotamiento infinito y sin paliativos.